jueves, 7 de enero de 2010

Enrique Herreros en Alcalá


El pasado 23 de diciembre se firmó el acuerdo de cesión de los dibujos y cuadros que el gran dibujante Enrique Herreros consagró a ilustrar el Quijote. La cercanía de las fechas navideñas han hecho pasar por alto esta importante noticia para nuestra ciudad, que se hace con un patrimonio único, de indiscutible valor artístico y cultural. Al menos, desde el resto de las instituciones que desde Alcalá de Henares nos dedicamos al estudio y la difusión de la obra cervantina, no ha tenido la repercusión y la difusión que quizás se merezca. En el mismo acto de la firma del acuerdo de cesión se anunció que el total de las 227 obras originales de Herreros que forman parte ya del patrimonio alcalaíno se darán a conocer en varias exposiciones en el Centro de Interpretación de los Universos de Cervantes. Ese será el momento de apreciar y de disfrutar de estas obras, que, en sí mismas, siguen guardando mil misterios, que aún la crítica y los especialistas no han conseguido responder, seguramente por falta de información y de conocimiento. 
   

Las 227 obras “quijotescas” de Enrique Herreros se dividen en tres series de ilustraciones bien diferentes: los 72 dibujos para la edición del Quijote que imprime Editora Nacional en 1964, para celebrar los 25 años de la “Paz Española”, y que fue publicada “bajo los auspicios de la Junta Interministerial, creada por Decreto del 26 de septiembre de 1963, para la conmemoración del XXV Aniversario de la Paz Española”. Edición monumental, en folio, en magnífico papel, que es imposible encontrar en el mercado. Se reeditó en 1966. Herreros, en su inconfundible estilo “cordocinesco”, en esa mirada humorística e irónica ante la realidad (dura) de aquellos tiempos, había comenzado a trabajar en una edición ilustrada de la obra cervantina en 1948, año en que fecha algunos de sus primeros dibujos. De 1960 se datan los últimos, y entre 1961 y 1963 realizó otros cinco dibujos de tema quijotesco, aunque no formen parte de esta serie. Sería muy interesante ver cuál fue el proceso creativo de la obra, qué episodios fue dibujando en primer lugar, si tenía o no alguna idea previa, un programa, ya que, a todas luces, se trata de un proyecto personal antes que de una imposición editorial. Ilustraciones del Quijote que primero se disfrutaron en dos exposiciones, en el Círculo de Bellas Artes (18 de mayo de 1948) y en el Ateneo de Madrid (17 de noviembre de 1950), ésta última patrocinada por la Dirección General de la Propaganda. No es casualidad que la Junta Interministerial recuperara esta magníficas imágenes para la edición del Quijotede 1964; imágenes y lectura que habían recibido todo tipo de elogios: “La exposición constituye un bello conjunto de estampas del Quijote, tanto de la primera como de la segunda parte del libro inmortal. Todas ellas están llena de gracia y de belleza, y el mayor acierto ha presidido la elección del autor al escoger los capítulos para las ilustraciones”. 
 
A esta primera serie, la más lúcida e interesante, le siguió en 1966 una nueva ilustración de la obra cervantina, que será conocida como “Quijote en blanco y negro o expresionista”, por los materiales utilizados (pluma y tinta china sobre cartulina), y por su intención. 100 magníficos dibujos que sólo han visto la luz años después, en la edición del Quijote, con prólogo de Francisco Umbral, que editó Edaf en 1999. Y por esta misma fechas, Herreros estaba enfrascado en una tercera serie de ilustraciones: “El Quijote cubista”, compuesta por 53 dibujos fechados entre 1965 y 1967, que también se publicarán no hace muchos años en una edición conjunta de Edaf y del Ayuntamiento de Madrid, terminada de imprimir en el 2002. No deja de ser curioso como por unos mismos años, Enrique Herreros parece estar obsesionado por entender y leer las aventuras quijotescas desde diferentes ángulos y perspectivas, con técnicas artísticas tan diversas; y cómo estas dos propuestas nuevas, más allá de la publicada en 1964, quedaran inéditas hasta épocas tan cercanas, y todo gracias al impulso y el deseo del hijo de Enrique Herreros. Tres lecturas curiosas, algunas de ellas con ciertas influencias que se han buscado tanto en Doré como en Goya o Velázquez, pero que muestran la genialidad de este gran dibujante español, que, gracias a la firma del acuerdo del pasado 23 de diciembre, ahora se ha vuelto un poco alcalaíno. Tres visiones que merecen ser vistas en su conjunto y no sólo en tres exposiciones independientes, ya que se trata de tres visiones realizadas en un mismo tiempo sobre un mismo sujeto, y sólo en su comparación uno descubre las mil miradas que Herreros nos ha regalado con su arte. Una publicación que dé cuenta y reproduzca, por primera vez, este magnífico tesoro alcalaíno, de las 227 ilustraciones que Herreros dedicara a ilustrar al Quijote, y de todos aquellos materiales quijotescos y cervantinos que fue realizando a lo largo de su vida, sería una buena manera de promocionar a Alcalá como Ciudad Europea de la Cultura en el 2016.