lunes, 7 de diciembre de 2009

El Quijote de Rep

Es muy difícil precisar la edad de Rep, de quien es uno de los ilustradores más interesantes del actual panorama artístico de Argentina. Su físico y sus años se contradicen con su mirada y la niñez de sus gestos. Después de unos minutos de conversación, uno tiene la impresión de que, sin querer, se ha instalado en el patio de juegos de la infancia y que todo son gestos cotidianos, imprevisibles, divertidos, que el tiempo y el espacio no tienen límites y que todo es posible con tan solo pensarlo, desearlo, decirlo. Así es Rep, un niño grande que ha hecho de las ilustraciones una extensión de sus manos y de sus pensamientos.



Bien puedo decir que conocí a Rep antes de conocerlo. Lo conocí en Azul, la ciudad cervantina de la Argentina, en una exposición bibliográfica que había organizado Santiago, un joven de dieciséis años, en su instituto. Entre los dibujos de los niños, entre los poemas y escritos que habían llenado las paredes, entre los distintos ejemplares de ediciones del “Quijote” que habían traído sus compañeros para participar en la exposición, llamó mi atención un grueso volumen en blanco, con una figura estilizada de don Quijote, unas escasas líneas, como sacadas de la mano temblorosa de un niño disciplinado, que venían a dar forma -cuerpo y alma- a un mito. Me acerqué, me dejaron ver la edición, que no era más que la que se había ido regalando, semana tras semana, con el periódico Página 12, para conmemorar el cuarto centenario de la publicación de la genial obra cervantina. Y ahí me sorprendió la genialidad de un ilustrador que, a principios del siglo XXI, era capaz de ofrecer una nueva imagen, una nueva interpretación a uno de los imaginarios más completos y complejos que haya existido en nuestra cultura occidental, como es el universo de la ilustración del “Quijote”. Como suele suceder en la mítica ciudad de Azul, me volví de aquel viaje con un ejemplar de esta edición, que conservo como uno de los tesoros de mi biblioteca cervantina, y que siempre recomiendo si tengo la oportunidad. Y esta pasión me ha hecho comenzar con él una serie de entrevistas y análisis de modernos ilustradores del “Quijote”, aquellos que han aportado algo a la rica iconografía cervantina, que hasta 1905 está accesible a todos en el “Banco de imágenes del Quijote” del Centro de Estudios Cervantinos.
Ilustrar el “Quijote”, imaginar los personajes cervantinos en el siglo XVII fue una empresa ardua y no exenta de problemas y de dudas. El imaginario caballeresco -sobre todo, el imperante en las fiestas cortesanas a lo largo y ancho de toda Europa-, fue el modelo sobre el que se idearon las primeras imágenes quijotescas, como se aprecia en la representación del “Caballero de la Triste Figura” y de otros tantos personajes cervantinos en el desfile celebrado en la ciudad alemana de Dessau e impreso en Leipzig en 1614. Pero si complejo y apasionante fue la consolidación de un imaginario propio para las aventuras quijotescas en el siglo XVII, no deja de ser complicado -y en muchos casos decepcionante- intentar ilustrar el “Quijote” en el siglo XXI, con las espaldas cubiertas por tantas imágenes, por un mito que ha traspasado fronteras y tiempos, que ha conseguido difundirse a lomos de algunos de sus símbolos más reconocibles: delgadez, caballo flaco, bacía, molino de viento... Por eso, encontrarse ante una nueva interpretación en imágenes de la obra cervantina, una nueva visión que te haga reflexionar sobre nuestro tiempo no deja de ser digno de todo elogio, como así sucede con la espléndida (y agotada) edición ilustrada que Rep regaló a los lectores argentinos a lo largo y ancho del 2005.



Una edición que fue tomando cuerpo al tiempo que los lectores iban leyendo los capítulos anteriores. Semana a semana, Rep fue dando forma a su lectura de los capítulos del “Quijote”, ensayando técnicas, al tiempo que le llegaban los comentarios de aquellos que iban leyendo sus páginas ilustradas; no conozco un reto semejante, una forma igual de ilustración, ya que, en el resto de los casos, se saca a la plaza pública de las opiniones un trabajo cuando se ha completado, aunque se vendan por fascículos, aunque se dilate su entrega en el tiempo. Magnífico “Quijote” ilustrado el de Rep, que rescata momentos e imaginarios particulares, en que don Quijote se ha transformado casi en una línea mientras que Sancho se desborda en las redondeces de su humanidad. Un “Quijote” del siglo XXI, una propuesta nueva a un texto antiguo, que nunca ha dejado -ni dejará- de ser moderno.

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